Cada persona está, a lo largo de su vida, rodeada de personas, hechos, retos, situaciones... y en la medida en que podemos, para sentirnos seguros, intentamos controlar o responsabilizarnos del mayor perímetro posible de lo que ocurre a nuestro alrededor. Y cuando no controlamos todo lo que nos gustaría, entramos en una espiral de stress, de agotamiento, sentimiento de que todo va en contra de nosotros, de que vamos contra la marea, de que todo nos sale mal, de que nadie nos entiende, de que nos pisan, atacan...
Y es que a veces nos empeñamos en abarcarlo todo sin pararnos a pensar.
Según Stephen R. Covey, existen dos núcleos que rodean a cada persona. Está el círculo de influencia y el círculo de preocupación.
En el círculo de preocupación están aquellos hechos que nos preocupan y que no podemos controlar hagamos lo que hagamos.
En el círculo de influencia están los hechos o situaciones que sí podemos cambiar mediante nuestra acción.
Las personas proactivas centran sus esfuerzos en el círculo de influencia. Se dedican a las cosas con respecto a las cuales pueden hacer algo. Su energía es positiva, se amplía y aumenta, lo cual conduce a la ampliación del círculo de influencia.
Por otra parte, las personas reactivas centran sus esfuerzos en el círculo de preocupación. Su foco se sitúa en los defectos de otras personas/situaciones, en los problemas del medio y en circunstancias sobre las que no tienen ningún control. De ello resultan sentimientos de culpa y de impotencia. La energía negativa generada por ese foco, combinada con la desatención de las áreas en las que se puede hacer algo, determina que su círculo de influencia se encoja.
Cuando trabajamos en nuestro círculo de preocupación otorgamos a cosas que están en su interior el poder de controlarnos. No estamos tomando la iniciativa proactiva necesaria para efectuar el cambio positivo.
Quizás basta con un ejemplo sencillo para que se entienda mejor el concepto.
El clima. No lo podemos controlar. Y sin embargo puede influir en nuestros planes. En nuestro estado de ánimo.
Hay personas que elegirán sentirse molestas porque llueva, cancelarán sus planes y hagan lo que hagan como alternativa, ese día será menos válido que un día de sol. Son personas que ante esa situación se muestran reactivas: se pre-ocupan por algo que no pueden cambiar (que llueva) y tienen "dificultades" para ocuparse (buscar alternativas).
Esto hace que su círculo de influencia se reduzca de forma considerable, haciendo que su círculo de preocupaciones sea mayor.
El círculo de preocupación es el mayor generador de stress gratuito (porque cargas con la responsabilidad de hechos que crees inconscientemente que dependen de tí)
Otras personas, ante esa misma situación, decidirán ponerse katiuskas, chapotear, leer un libro, ir al cine y disfrutar de todo ello sin un ápice de decepción, viviendo el aquí y el ahora y sacando máximo partido de él.
Son personas pro-activas que ante estos hechos que no pueden controlar se ocupan y no se pre-ocupan.
Al aumentar sus alternativas, aumenta su círculo de influencia (porque son capaces de cambiar lo que está en su mano) y al aumentar su círculo de influencia se reduce el circulo de preocupación y con él, el stress gratuito.
Os invito a que trasladeis este concepto a vuestra situación actual. Pensad en vuestras preocupaciones cotidianas e intentad dar a cada cosa su verdadera importancia. Es una buena forma de aligerar el peso de la mochila y caminar ligero y disfrutando del paisaje!
Como dice un proverbio chino.... "si el problema tiene solución, para qué preocuparse? y si no la tiene...para qué preocuparse!? "