Un parásito es una cosa que nos consume energía y que aún toleramos.
Algo que depende de nosotros y que podríamos suprimir.
El parásito puede ser algo sencillo que nos consume poco, como el hecho de no cambiar una bombilla cuando llevas días viendo que parpadea insistentemente o algo que nos consume mucho como relaciones complicadas con un colega/familiar pesimista, negativo...
Para comprender este objetivo del "0 parásitos" podemos utilizar el ejemplo de la manguera. Imaginaros un tubo de riego. Quereis regar el seto que se encuentra al fondo del jardín donde teneis unas rosas.
Resulta que vuestro tubo está perforado. Cada día, por a o por b, nosotros o los demás hacemos nuevos agujeros en el tubo. Éste acaba por tener fugas, y si no hacemos nada, cada día tiene más fugas. ¿Resultado? La presión disminuye cada vez más hasta el punto que apenas llega agua para regar el seto donde se encuentran las rosas.
En nuestra vida diaria, aceptamos esas fugas de agua, sufrimos esas pérdidas de energía.
Por efecto acumulativo, este modo de funcionar acaba por consumir toda nuestra energía vital y apenas somos consciente de ello.
Para alcanzar la cima del concepto "0 parásitos", el autor T. Leonard nos propone los siguientes retos:
1.No dejar escapar nuestra energía vital
2.Dejar de sufrir con situaciones que podríamos cambiar
3.No tolerar sin reaccionar, ser proactivo
4.Pasar a un estado de tolerancia 0, cero molestia, cero interferencia.
5.Dejar ya de contaminarnos inutilmente.
6.No permanecer pasivo frente a consumos de nuestra energía vital
7. Salir de los compromisos, de las explicaciones y de justificaciones.
Cuando no actuamos frente a un parásito, nuestro estado anímico se convierte en un estado de preocupación, irritación, falta de ganas, cansancio....en definitiva, vamos a acabar con poca energía vital. Nos sentiremos agobiados, estresados, con poca motivación y sin entusiasmo.
Sin embargo, cuando actuamos, nos encontramos con beneficios inmediatos. Sensación de no perder el tiempo, ni energía, nos sentiremos actores de nuestra vida. Progresaremos más rápido puesto que tendremos más energía, motivación y voluntad.
Tendremos más tiempo para dedicarnos a lo que queremos hacer.
Mejoraremos nuestra calidad de vida, con relaciones personales más auténticas, conseguiremos rodearnos de gente que no nos molesta y nos encontraremos mucho más positivos y relajados. Estaremos de mejor humor y lo proyectaremos hacia fuera, notando alrededor de nosotros un ambiente de energía positiva.
Para lograr esto, lo primero que tenemos que hacer es IDENTIFICAR los distintos parásitos que hay en nuestra vida y que nos consumen la energía.
Después, ser CONSCIENTES de por qué permitimos que nos afecten y cuáles son los costes directos (malestar, irritación, nervios, estrés...) e indirectos (problemas de salud, nivel de confianza, autoestima, sentimiento duradero de malestar o sufrimiento)
Debemos recordar que no podemos cambiar algo de lo que no somos conscientes.
Una vez llegados a este punto, es conveniente aprender a decir NO.
En las relaciones, el "otro" va hasta donde YO le dejo ir.
YO soy el responsable de los resultados que alcanzo.
Debemos saber lo que queremos y lo que NO queremos e INFORMAR al otro sobre lo que opino advirtiendole de las consecuencias.
Cuando un parásito traspasa tu límite:
-Hay que decírselo. El otro no puede adivinar lo que tú toleras o no. Es una forma de prevención para evitar malentendidos, y conflictos innecesarios.
-Decir lo que harás si sigue haciéndolo (Consecuencia)
-Si sigue, hacer lo que has advertido. (Límite)
De esta manera, con límites claros, concisos, fuertes y potentes, el otro sabrá que no debe traspasar tus límites.
Y por supuesto, siempre hay que respetar los límites de los demás para ser coherentes con nosotros mismos.
Reconozco que no es fácil...pero es cuestión de práctica y una forma de recuperar la seguridad en tí mismo y crear un entorno no tóxico.
Os deseo suerte!
Fuente: T. Leonard, Coaching, PNL
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